Parece que lo �nico bueno del embrollo del gas, es que nos brinda la oportunidad de conocernos mejor, de descubrir ciertos factores de nuestro subconsciente colectivo que puedan eventualmente comenzar a explicar las particularidades de nuestra vida pol�tica.
Esto se hace especialmente claro al revisar la historia del gas natural en Bolivia, a la luz de autores involucrados en el tema:
Seg�n un autor al que citamos m�s abajo, comienza en 1947, cuando "YPFB descubri� una de las primeras estructuras gas�feras en un peque�o yacimiento ubicado en los Monos�". Luego, "el gobierno del MNR, en los inicios de la Revoluci�n de 1952, otorg� a la empresa Mac Carty la concesi�n de esta zona, cuyas reservas no colmaron sus expectativas", por lo que esta empresa aparentemente termin� y�ndose del pa�s.
No hab�a mucho gas, entonces, y este fluido fue olvidado por un buen tiempo, excepto por un acuerdo tentativo con el Brasil en 1958 para venderle gas a ese pa�s "cuando los niveles de producci�n y reservas as� lo justifiquen".
El tema, seg�n nos lo relata Andr�s Soliz Rada en "El Gas en el Destino Nacional" (1984, Editorial Amerindia), vuelve al tapete de la opini�n p�blica nacional a comienzos de los 1960, "con las exitosas exploraciones que realiza la Gulf entre 1961 y 1962, en Caranda, Colpa y R�o Grande".
Pero entonces pas� algo que, a la distancia, provoca un poco de extra�eza: En poco tiempo nadie se acord� de que "las exitosas exploraciones" de gas, las "realiz� la Gulf". En cambio, se pas� a plantear que "la Gulf se apropi� del 90 por ciento de la riqueza gas�fera descubierta hasta entonces", seg�n expresi�n del mismo autor.
Esta interpretaci�n llevar�a, en 1969, a la Nacionalizaci�n de la Bolivian Gulf.
El argumento de fondo que se utiliz� era que esas reservas eran -en las palabras de un dirigente universitario de entonces- "una enorme riqueza, que puede ser la base de una efectiva recuperaci�n econ�mica del pa�s en el primer tiempo y, despu�s, de su real y efectiva industrializaci�n". Se trataba de 2 billones de pies c�bicos ("trillones", en la jerga americanizada de hoy).
A la distancia, y siendo que hoy tenemos unos 50 trillones de pies c�bicos, todo esto desconcierta y hasta arranca una sonrisa triste.
El argumento de la "enorme riqueza" no fue el �nico. Revisando las varias exposiciones del Foro Nacional sobre el Petr�leo y el Gas organizado por la UMSS en 1967 (Editorial Universitaria, mismo a�o), descubrimos que los argumentos utilizados fueron los siguientes:
Se acusaba que la Ley de Hidrocarburos que se quer�a cambiar (entonces llamada "C�digo del Petr�leo" o "C�digo Davenport"), era "nefasta y tramposa" y que beneficiaba s�lo a las petroleras privadas.
Se denunciaba que esa ley y las resoluciones del gobierno daban la propiedad de los hidrocarburos a las petroleras, violando la Constituci�n. La interpretaci�n del gobierno era distinta.
Se denunciaba el nivel de regal�as (11% en ese tiempo).
Se argumentaba que el contrato de la Bolivian Gulf era inconstitucional e ilegal, que hab�a "causalidades de nulidad", por lo que se propon�a "la anulaci�n de las concesiones" sin compensaciones.
Se acusaba a la Bolivian Gulf de evadir impuestos.
Se acusaba al gobierno, sobre todo a los ministros de hidrocarburos, pero tambi�n al presidente de la Rep�blica, y al propio parlamento, de ser "entreguistas" y estar defendiendo los intereses de las petroleras.
Se acusaba a la Gulf de "corromper, fomentar el regionalismo en Santa Cruz, y pisotear la dignidad nacional".
Se acusaba a buena parte de la prensa de estar "comprometida" con los intereses de la Bolivian Gulf.
Se planteaba que YPFB deb�a ser fortalecida.
Se planteaba, sobre todo, que para que el gas sirviera al pa�s, deb�a industrializarse, en plantas de "fertilizantes, polietileno", "urea", "explosivos", etc.
Resulta, en verdad, asombroso el parecido con las acusaciones, argumentos y planteamientos que se usan hoy, y con todo lo que est� ocurriendo en este momento. (Lo �nico nuevo ahora parece ser el "factor chilef�bico")
Esta similitud sorprendente debe ser complementada con otra, mencionada m�s arriba: El hecho de que la lucha pol�tica por el tema, tanto en la d�cada del "60 como en nuestros tiempos, comenzara poco despu�s de que se descubrieran reservas notablemente mayores que las conocidas previamente.
Esto plantea algunas posibles conclusiones, la primera de las cuales ser�a que, aparentemente, un crecimiento notable de alguna "riqueza natural" dispara cierta esperanza colectiva de resolver nuestra pobreza r�pidamente, que unida a una desconfianza profunda hacia la inversi�n privada, especialmente extranjera, se traduce en un intento de apropiaci�n p�blica de las empresas involucradas ("recuperaci�n" o "nacionalizaci�n") o de las ganancias generadas (incremento de impuestos y/o regal�as).
Otra posible conclusi�n es que esta similitud sorprendente entre el discurso y l�gica de la d�cada del "60 y la actual pudiera indicar que estamos llegando al fin de una �poca. En efecto, el fin de cada "�poca" -entendida como un per�odo hist�rico dominado por un cierto discurso y pensamiento pol�tico- est� marcada siempre por la falta de ideas nuevas y la repetici�n dogm�tica del mismo discurso.
En fin, varias otras conclusiones son posibles. Volviendo al tema factual: �Cu�les de las grandes promesas de la Nacionalizaci�n del "69 se cumpli�? Ninguna, lastimosamente.
Como sabemos, nunca llegaron a instalarse "plantas de fertilizantes, pl�sticos, explosivos" que usaran el gas. La exportaci�n qued� limitada al mercado argentino, cuya unicidad le permiti� a ese pa�s imponer sus condiciones. Bolivia sigui� siendo el pa�s m�s pobre de Sudam�rica. Y las reservas de gas casi no crecieron, hasta que, unas d�cadas despu�s, all� por 1996, se abrieron nuevamente las puertas a las empresas extranjeras, que luego descubrieron reservas mucho mayores, y�